domingo, 6 de noviembre de 2011

NUESTRO GRANITO DE ARENA

Leía esta mañana una noticia , referida a la existencia de una cierta tendencia, de empresas españolas que hace tiempo trasladaron parte de su producción a China, a repatriarla de nuevo (tendencia a la relocalización, le llaman), es decir, algunos de esos productos los volvían a fabricar en España, con la consiguiente creación de puestos de trabajo en el lugar donde se implantaban.

Pone como ejemplo  el fabricante de juguetes Injusa (Ibi, Alicante), que gracias a su relocalización a creado  este año 30 puestos de trabajos, entre directos e indirectos.

"Tomamos la decisión de retomar la actividad en España hace apenas un año debido a la inestabilidad existente en China en cuanto a precios y fiabilidad en el servicio", explica Luis Berbegal, director general de Injusa.
Con el traslado de producción de Injusa, que se encuentra ahora al 95%, la compañía asegura que ha ganado en flexibilidad, estabilidad de precios y "muchas más garantías de cumplir compromisos en tiempo y forma" con los clientes que compran sus juguetes, básicamente triciclos y bicicletas.

El caso de Injusa es solo la avanzadilla de una tendencia a la relocalización de fábricas que los empresarios y los expertos consideran que acaba de empezar y que se incrementará en los próximos años debido al aumento de los costes laborales en China.

La operación de retorno industrial también está beneficiando ya a algunos talleres de confección del Vallès que empiezan a recibir más encargos por parte de marcas implantadas en Catalunya.

Como podemos observar, no se trata de que las empresas hayan decidido una acción de apoyo a la sociedad de su país de origen, esta vuelta a fabricar en España es debida unicamente a sus intereses, pero, aún así, es positiva para todos nosotros.

Nosotros, como consumidores, tenemos mucho que decir. Hay una cosa muy clara, cada vez que compramos un producto importado que también se fabrica en España (o en nuestra comunidad autónoma si queremos hilar más fino) estamos colaborando a que se destruyan puestos de trabajo en nuestro entorno y eso, por acumulación de millones de actos de compra, y millones de personas despedidas nos acaba afectando.
No se trata de boicotear a nadie, se trata de ser lógicos. Creo que a la hora de salir a comprar debemos añadir en nuestro listado de características del producto el lugar de fabricación del mismo, eso si, intentando no perjudicar nuestros intereses personales.

Un ejemplo claro lo tenemos a la hora de comprar un coche: a priori tenemos seis modelos que se adaptan a nuestras exigencias (estética, precio, características, etc), después de ir a los seis concesionarios dudamos entre dos, en este punto podemos preguntar al vendedor: ¿Dónde está fabricado este coche?, si uno de ellos está fabricado en el extranjero y el otro en España, la compra de la segunda opción nos beneficia mucho más. No hemos sacrificado nada y estamos colaborando con nuestra economía.

Este no es un planteamiento nuevo por mi parte con motivo de la crisis, siempre he procurado seguir esta máxima. Y esto también sirve a la hora de ir al super, si yo se que en el super X los yogures están fabricados en Francia o Austria y en el super Y están fabricados en España, procuro comprarlos en el segundo comercio.
Aparte de contribuir a crear y mantener puestos de trabajo en mi entorno más cercano estoy haciendo un acto de ecologismo, ya que el coste energético del transporte del producto es mucho menor.

De esta filosofía deberían tomar nota los organismos públicos y los mismos empresarios españoles como elemento básico en el momento de comprar sus suministros. Como creo que ha quedado claro, no se trata de automaltratarnos, si no en iguales o similares condiciones optar por la compra más beneficiosa para nuestra sociedad.

Otro elemento que no tenemos en cuenta y que demuestra nuestra hipocresía y falta de escrúpulos es como se fabrican esos productos. Esta claro que el coste de la mano de obra incide en el coste final del producto pero también las exigencias que tenemos aquí y a las que se deben ceñir los empresarios: instalación de depuradoras, condiciones laborales, medidas de seguridad, derechos del trabajador, etc. Pero, claro, importamos productos fabricados en China, India o cualquier otro país y nadie controla que se cumplan esos "principios esenciales de nuestra sociedad". Si en la fabrica trabajan menores, o las jornadas laborales son inacabables o en pésimas condiciones o si tiran residuos tóxicos a los ríos... eso pasa muy lejos.

En resumen, si queremos salir de la crisis cada uno debemos poner nuestro granito de arena.