jueves, 17 de febrero de 2011

EL TIENE HAMBRE, YO UN PANTALON NUEVO


LA NOTICIA.

El número de personas que sufre hambre crónica se está acercando a los mil millones (1.000.000.000), una cifra que se alcanzó durante la crisis alimentaria de 2007-2008, lo que supone una señal clara del aumento de los precios de los alimentos en los países pobres, explica la última edición de Food Price Watch, un informe anual del Banco Mundial (BM).
El aumento de los precios ya está arrastrando a la pobreza a millones de personas de los sectores más vulnerables, que gastan más de la mitad de sus ingresos en la compra de comida.
Para mitigar los efectos de este agudo incremento de precios, los expertos de este organismo internacional aconsejan “la extensión de programas de seguridad alimentaria, la supresión de las restricciones a la exportación y la reducción del uso de tecnologías biocumbustibles”.
Hay quien sospecha la existencia de una relación entre los aumentos de precios y las protestas que han tenido lugar en países árabes como Egipto o Túnez, una vinculación que Zoellick descarta, aunque sí reconoce que si no se hace nada para paliar esta crisis alimentaria “podría aumentar la presión sobre sistemas políticos frágiles y sumarse a los motivos de protesta”.
Por otro lado, cabe destacar que el alza de los precios de los alimentos ha motivado un importante cambio en el mundo de la inversión, lo que complica aún más la situación. En los últimos meses, los fondos de inversión han reforzado sus posiciones entre las materias primas para proteger su actividad.
La inflación de los países emergentes, provocada por el incremento de los precios, amenaza con favorecer un alza de tipos de interés y depreciar sus activos. Para evitarlo, estos fondos han decidido invertir en materias primas agrícolas.
Médicos sin Fronteras (MsF) presentó ayer la campaña Hambrientos de Atención para reclamar un cambio de las ayudas alimentarias de los principales donantes, que están dando “una respuesta insuficiente” a la lucha contra la desnutrición infantil, por la que diariamente mueren 10.000 niños en el mundo.
La desnutrición se puede combatir “eficazmente con alimentos suplementarios y tratarse con alimentos terapéuticos, que contienen nutrientes esenciales que los niños necesitan. Sin embargo, los programas de ayuda siguen suministrando mezclas de harinas enriquecidas”, asegura Raquel González, delegada de la organización en Madrid.
La desnutrición afecta a 195 millones de niños menores de 5 años, de los que 19 millones padecen desnutrición aguda severa, aunque sólo el 10% de éstos recibe alimentación terapéutica. 

MI ANÁLISIS.

El número de hambrientos se acerca a 1.000.000.000 de personas, pero eso ya paso hace pocos años, lo cual demuestra que es un drama crónico, pero da lo mismo, si fuesen 500 millones, o 100 millones sería lo mismo.
1.000.000.000 de personas es una de cada siete personas que viven en nuestro planeta o bien la suma de los habitantes de 22 Españas o mucho más de los 735 millones de habitantes de Europa. ¿Te imaginas ir caminando por Europa y saber que cualquier persona que te encuentras pasa hambre?.

¿Por qué sucede esto?. Muy sencillo, por la naturaleza humana. Hace años leí en un botijo una frase que decía "El hombre es bueno, pero los hombres son crueles".

En la noticia se alude a la subida de precios de los alimentos, pero si esas personas no estuviesen continuamente en el límite de la supervivencia no les afectaría en exceso, se habla de las políticas de los fondos de inversión que se dedican a especular con los alimentos y las materias primas, básicas las dos cosas para la economía de muchos países (la comida es un negocio), se habla incluso de algo que en occidente nos venden como fantástico, los biocombustibles, porque es un negocio para unos pocos.

Cuando se habla de hambre siempre se habla de ayudas. La solución no pasa por dar de comer al pobre, hay que intentar que el pobre sea capaz de producir su propia comida. La inmensa cantidad de ONG que pululan por el mundo van poniendo parches desde hace décadas pero eso no es la solución, se sigue pasando el mismo hambre que hace décadas.

También se vincula el hambre a la política. Eso esta claro, dictadores multimillonarios, intereses del primer mundo por mantener de forma precaria al segundo y tercer mundo para conseguir beneficios propios, concentración de riqueza en pocas manos, etc.

Por desgracia esta noticia la podremos leer de aquí 10 años, 20 años o 50 años. El "hombre en plural" es egoísta y piensa en sus propios intereses y eso pasa en todo el mundo a medida que la capacidad económica del individuo va subiendo. La iglesia tiene una fortuna enorme y su aportación a la pobreza es ínfima, los multimillonarios que ayudan al tercer mundo lo hacen con una cifra insignificante de su patrimonio, los Estados colaboran con porcentajes muy pequeños de sus presupuestos, los "ciudadanos normales" que dan 50 euros de ayuda, luego se gastan 1.000 euros en una tele o 20.000 en un coche, o van a comprar ropa para acumular a la que ya hay en el armario.

Ya que no somos capaces de solucionar los problemas del mundo (hambre, sanidad, libertad, etc). al menos aprendamos y no nos preocupemos por las pequeñas tonterías que muchas veces nos amargan la vida... e intentemos no ser hipócritas.

1 comentario:

  1. Mientras no seamos capaces de reducir drásticamente la población mundial tendremos problemas cada vez más serios. Yo creo que con las tecnologías que tenemos, 1.000 o 2.000 millones de personas podrían vivir más o menos bien sin que su estilo de vida no sea sostenible. Y de paso podríamos reservar algún rincón para la naturaleza.

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